4 El rey le preguntó: «¿Dónde está?» Respondió Sibá al rey: «Esta en
casa de Makir, hijo de Ammiel, en Lo Debar.»
5 Y el rey David mandó traerlo de la casa de Makir, hijo de Ammiel,
de Lo Debar.
6 Llegó Meribbaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, adonde David y
cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo: «Meribbaal», y respondió:
«Aquí tienes a tu siervo.»
7 David le dijo: «No temas, quiero favorecerte por amor de Jonatán, tu
padre. Haré que te devuelvan todos los campos de tu padre Saúl, y
tú
comerás siempre a mi mesa.»
8 El se postró y dijo: «¿Qué es tu siervo, para que te fijes en un perro
muerto como yo?»
9 Llamó el rey a Sibá, criado de Saúl, y le dijo: «Todo lo que
pertenecía a Saúl y a toda su casa, se lo doy al hijo de tu señor.
10 Cultivarás para él la tierra tú, tus hijos y tus siervos, y se lo llevarás
a la familia de tu señor para que pueda comer. Meribbaal, el hijo
de tu
señor, comerá siempre a mi mesa.» Tenía Sibá quince hijos y veinte siervos.
11 Respondió Sibá al rey: «Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey
ha mandado a su siervo.» Meribbaal comía a la mesa de David como uno de
los hijos del rey.
12 Tenía Meribbaal un hijo pequeño, llamado Miká. Todos los que
vivían en casa de Sibá eran siervos de Meribbaal.